Hace mucho, mucho tiempo pasaba consulta como médico de cabecera y justo al frente de mi consulta había un médico que hacía la Terapia Neural.
Yo comparaba sus pacientes con los míos y encontraba una gran diferencia; los de él estaban tan enfermos como los míos pero se les veía un semblante más alegre y con buena evolución clínica, al contrario de mis pacientes, tristes y sin gran mejoría a pesar de los anti-inflamatorios, corticoides, antibióticos, y otra lista de medicamentos que estamos acostumbrados a prescribir.
Esto despertó en mí un gran interés por saber más acerca de la Terapia Neural y ver un poco más allá de la medicina que había aprendido en la Universidad, lo que me llevó a seguir el “camino con corazón” del que habla Carlos Castaneda.
Esto me condujo hasta la persona que me enseñó a entender la vida y la medicina de una forma diferente; aprendí que las personas no son un corazón, un hígado, un cerebro, etc, que funcionan de forma aislada, sino que son un conjunto de partes que forman un todo que siente, piensa y actúa de una forma única e irrepetible y que por lo tanto su tratamiento se debe basar en la “Totalidad del Ser” y aquí es donde la Terapia Neural juega un papel muy importante en el proceso de curación de un enfermo.
5 febrero, 2016